jueves, 11 de febrero de 2010

Un solo hombre

Aquellos que especularon con el suelo y que compraron tres pisos y los vendieron por el doble de su precio para comprar seis y a su vez volverlos a vender por el doble de su precio; aquellos otros que concedieron prestamos al que podía devolverlos y al que no podía; aquellos que tenían cuatro tarjetas de crédito y las usaban todas; aquellos que se compraron un Audi para él mismo, un mercedes para la mujer y un golf para el chico y decidieron pagarlos en cómodos plazos; aquellos que convencieron al trabajador para que adquiriera un apartamento en la playa porque el préstamo sólo ascendía a 1000 euros y luego lo tuvieron que despedir porque no ya no vendieron los pisos y entonces el trabajador ya no pudo pagar el apartamento; aquellos que contrataron un grupo de inmigrantes ilegales para trabajar en la obra y aquellos que permitieron desde sus oficinas que todo esto pasara, pretenden ahora que el culpable de la situación económica a la que hemos llegado sea un solo hombre.

Está muy claro que aunque tiene la responsabilidad de cambiar las cosas, ese hombre no es el culpable de todo este desaliñado. Por ello, frente a los que quieren simplemente que todo vuelva a ser como antes y frente a los que continúan gastándose millones de euros en eventos que duran dos días y no dan ningún puesto de trabajo, ese solo hombre lleva meses escurriéndose la cabeza, buscando soluciones y aprobando medidas como el Plan E (500 mil puestos de trabajo el primero y casi 300 mil el segundo) o el Plan 2000E (que ha frenado la caída en picado de la industria automovilística), además, de prorrogar dos veces las ayudas a los desempleados que se quedan sin subsidio, entre otras muchas. Seguramente no es suficiente, pero es algo y seguirá promoviendo tantas medidas y reformas como sean necesarias.

Entretanto, otros y otras, desde los entarimados continúan jaleando el desempleo, frotándose las manos y pensando que quizás pronto se vaya ese solo hombre para poder seguir promoviendo eventos con nuestro dinero, dando adjudicaciones a la empresa de Cotino y que sus amigos puedan seguir comprando terrenos recalificados y vender pisos con el precio multiplicado.

Sí, dicen que es un solo hombre el culpable, pero él continua intentando cambiar las cosas y buscando la manera de que tengamos un futuro mejor, alejado de los especuladores y tan sostenible como sea posible y, aunque a veces pueda parecer lo contrario, no esta solo; somos muchos.

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